martes, 30 de diciembre de 2014

El gran Afrika Korps (VIII). Protagonistas

Y antes de seguir con el avance de la campaña norteafricana os dejo, las biografías de algunos de los hombres que destacaron en esta primera fase de la campaña, que merecen ser recordados al igual que muchos otros.
 
Johannes Kummel, oficial del DAK nacido en 1909 en Sajonia. Obtuvo la Cruz de Hierro de 1ª clase en Polonia, mandando una sección de carros de la 10ª Panzer. Tras Francia, se le mandó al 8º Reg Panzer. El 15 de junio de 1941, atacó Capuzzo con sus Panzer IV a los tanques de la 7ª Acorazada. El solo destruyó 6 Matilda, por su valentía y habilidad sus hombre le apodaron “El león de Capuzzo”, pronto un león decoraría su tanque. Recibiría por ello la Cruz de Caballero. Siempre estaría ligado al Mediterráneo, por desgracia tras unas buenas actuaciones en la invasión de Italia, murió en febrero de 1944 en los combates de Cisterna. Era teniente coronel. 

Destacaría en Halfaya, aún mas su jefe, el comandante Wilhelm Bach, una leyenda. Era reservista y pastor evangélico en Manheim, destacaba por su voz tranquila y pausada. Era un hombre frio, pero siempre animaba a sus hombres, por lo que se haría muy querido, junto a su resolución. Solía llevar una pipa, daba órdenes con suavidad y calma. Nació en 1892, participó en la IGM y fue apresado por los ingleses. En 1936 se le llamó para teniente en activo y aceptó, enseguida se hizo popular con sus hombres, que lo llamaron “Papá Bach”. En Halfaya, estaba en un lugar estratégico, contaba con: 3 Cias alemanas, un batallón de infantería italiano, 5 Flak 88, 8 cañones de 20 mm y 8 de 105 mm. Los ingleses no le asustaron nada, pese a quedar 3 días aislado y quedarse sin comida, la 15 Panzer le rescató. Por ello le dieron la Cruz de Caballero, por desgracia no corrió la misma suerte en la Operación Crusader, donde no pudieron socorrer Halfaya y el 17 de enero de 1942 lo apresaron los ingleses. Le llevaron a Canadá, donde las malas condiciones hicieron que enfermara y muriera el 22 de diciembre.

En fin, 2 pérdidas de 2 grandes soldados, que siempre estuvieron en 1ª línea y que hubieran sido una gran fuente histórica tras la guerra.
 
Y por si alguien no la conocía (que todo es posible), dejo la biografía de Rommel, el indiscutible y mítico comandante en jefe del Afrika Korps.
 
 
Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim (Wurtemberg). Su padre era profesor y su madre la hija de un político regional. Ingresó en 1910 a aspirante a oficial, en el 124 Reg de Infantería. Fue en 1911 a la Escuela de Danzig, allí conoció a su esposa Lucie, con la que se casa en 1916. En la IGM participó con Reg, ya destacaba por su valor y temeridad. Sería herido en Francia en septiembre de 1914. En 1915 recibió la Cruz de Hierro de 1ª Clase. En octubre se entrenó con una unidad alpina y se haría bueno en ese tipo de escenario. En 1917 destacó en los Cárpatos. Destacaría luego en Caporetto desmoralizando a los italianos, le ascenderían a capitán y le darían la “Blue Max”. Acabada la guerra mandó una unidad de seguridad ciudadana hasta 1921. Luego sería instructor de infantería en Dresde. En 1928 nacería su hijo Manfred, en 1929 escribiría “La infantería ataca”, donde cuenta sus experiencias. En 1938 era teniente coronel y profesor en la Academia de Postdam. Luego sería director de la de Wiener Neustadt, no le admitirían en la de EM. Ahí conocería Hitler, con el que discutía e intercambiaba opiniones militares. En septiembre mandaría la Guardia de Hitler en Polonia, en lugar de hacerlo las SS. Hitler le recompensaría ascendiéndole a general y dándole el mando de la 7ª Panzer, con esas unidades Rommel no tenía experiencia. Enseguida pasaría de defender la infantería, a las divisiones Panzer. El 10 de mayo entró en acción en Francia, en el Cuerpo de Hoth. Destacó en la carrera por llegar al Canal, rompiendo el frente del Somme, en Abbeville y Sedán. Por su rapidez, se llamaría su división “la fantasma”. La única vez que le frenaron fue en Arras, se haría legendaria su velocidad y capacidad para dislocar. Enseguida destacó su capacidad para mandar en 1ª línea y acelerar avances. Le gustaba hablar con casi todos sus subordinados y le gustaba a veces, no escuchar a sus superiores. En enero de 1941 es teniente general y en febrero se le encarga dirigir al DAK, cuando llega a Trípoli, le decepcionan los desmoralizados italianos. Por lo que pasa al ataca para evitar que los ingleses sigan avanzando, no haciendo caso a sus superiores. Enseguida se ganaría su famoso apodo, por su astucia y habilidad para hacer emboscadas con antitanques y combinar armas. Con 50 años, era el mariscal alemán más joven del momento. Pero su falta de suministros, hizo que la campaña se convirtiera en unas repetitivas ofensivas y contraofensivas de ambos mandos. Al final la superioridad numérica ingresa lo detuvo en el Alamein, fue poco a poco atrás hasta llegar a Túnez. Enfermaría de disentería y fue llevado varias veces a Alemania, hasta que se fue definitivamente en marzo de 1943. Tras estar en Italia, le nombraron jefe del Grupo B en Francia, subordinado a Rundstedt. Reforzaría bien la defensas costeras, una lástima que los políticos nazis, no enviaran abundantes tropas a las playas de Normandía. El 17 de julio de 1944 fue herido, al ametrallar un caza inglés su coche. No participó en la Operación Valkiria pese a que sabía que había que acabar con Hitler, para salvar algo de la gran Alemania. Se dio cuenta de ello en la caída de Túnez. De todas formas lo culparon y el único favor que le hicieron fue proteger a su familia, a cambio de que se suicidara con cianuro el triste 14 de octubre. Le dieron el homenaje que se merecía en su funeral, pero por desgracia a muchos nos hubiera gustado que hubiera sido 30 años o más después. Tristes cosas de hasta donde llegó la locura nazi, que dejó en mal lugar al bien intencionado (en sus principios) nacionalsocialismo. En resumen, fue un jefe notable y un excelente táctico, su estrategia era algo limitada. Su ímpetu era temerario. Estaba convencido de que la capacidad y la audacia podían vencer a la gran logística aliada, pero por desgracia eso no ocurrió en el Alamein y en las fases posteriores, aunque muchas veces se quedó cerca. Se preocupó siempre por la salud de sus hombres y de sus prisioneros, tanto que los ingleses apresados le agradecieron el buen trato y lamentaron su muerte. Si Rommel hubiera sobrevivido, hubiera siso puesto en libertad, sin ningún cargo en su contra. Solía despreciar a los italianos, muchas veces con razón pero otras sin ella. Sería admirado y respetado por los ingleses, que a la vez temerían su ingenio y resolución. Su independencia le llevó a aprovechar muchas cosas, pero también crearía algún problema al Estado Mayor. Pese a ello ocupa una de los principales lugares en la historia de la guerra acorazada, tanto que todavía hoy sigue siendo un modelo para muchos militares. Me gustaría, que le volvieran hacer una película a Rommel, ya que la única que hay tiene más de 60 años. Ed Harris vendría perfecto, aunque sea mas alto. Podría ser biográfica o centrarse en su participación en África y la SGM. Pero lo que es indudable y que s la mitad de la cinta debería centrarse en al Afrika Korps. En ambos casos sería un taquillazo, si se hacen bien las escenas bélicas y se sigue el rigor histórico.
 

Como era la vida en un submarino alemán (U-boote)

Os dejo este interesante artículo de Javier Bilbao, pues tras haber mirado unos cuantos sin dudas este es el que mejor explica la vida dentro de un U-boote y eso que le va poner los típicos tópicos de nazi y demás. Pero quitando ese dogma de fe, en el periodismo actual. Es de utilidad el artículo.
 
La vida en un submarino alemán durante la Segunda Guerra Mundial 
das boot
 “La única cosa que realmente me asustó durante la guerra fue el peligro representado por los submarinos”
Winston Churchill
No es apropiado escribir un artículo sobre algún aspecto de la Segunda Guerra Mundial sin abrirlo con Churchill diciendo alguna cosa. La verdad es que este hombre no callaba. En este caso como vemos expresa su temor ante la formidable arma de guerra que fueron los U-Boote, los contendientes de la que fue bautizada por él como “La Batalla del Atlántico”, con la que el Tercer Reich intentó estrangular la economía británica. Un feroz combate en el que más de 14 millones de toneladas Aliadas acabaron en el fondo del mar y murieron en el empeño al menos el 70% de los tripulantes de submarinos de la Alemania nazi. Así lo vivieron sus protagonistas.
Los submarinos alemanes alcanzaron tal grado de desarrollo técnico y capacidad de ataque durante la Primera Guerra Mundial (un total de 345 de ellos entraron en servicio, hundiendo 6.400 barcos enemigos), que el Tratado de Versalles prohibió a Alemania su construcción. La fuerza naval resultante de las exigencias de dicho acuerdo era tan inofensiva y minúscula —especialmente en comparación con la inglesa que a Hitler se le llevaban los demonios y tal como escribió en Mein Kampf: “precisamente una flota que no puede competir en número, tiene que superar esta deficiencia con la superior capacidad de combate de cada uno de sus barcos”. Esto trajo consigo la construcción encubierta de submarinos para la Kriegsmarine, inicialmente en otros países como España u Holanda, y a finales de los años 30 cada vez con más descaro en la propia Alemania. Entre junio de 1935 y mayo de 1945 fueron alistados un total de 1.177 aparatos bajo el mando de Karl Dönitz. Comandante de un submarino en la Primera Guerra, comodoro jefe de los submarinos del Reich durante la Segunda y por curiosos avatares de la historia la persona que sucedería al Führer tras su suicidio y firmaría la rendición incondicional de Alemania en 1945. Pero no adelantemos acontecimientos.
Se construyeron diversos modelos de submarinos, llamados U (abreviatura de Unterseeboot) seguidos de un número que lo identificaba. Cada uno llevaba además dibujada en su vela una insignia de su flotilla, tripulación o de la propia embarcación, que podía ser un toro, un pez espada, un caballito de mar, Mickey Mouse (extraordinariamente popular en la Alemania nazi), un muñeco de nieve… etc. Si lograban regresar de una misión lucían también banderines blancos según el número de barcos hundidos, con la cifra de su tonelaje. Su tripulación rondaba el medio centenar de personas y estaba compuesta de hombres muy jóvenes la habitual carne de cañón de todas las guerras que tenían entre 20 y 22 años en el caso de los marineros y de 23 a 25 en el caso de los suboficiales. Por lo general previamente habían aprendido algún oficio manual, estando así familiarizados con el puesto que les asignaban como maquinistas, engrasadores o torpedistas. En gran parte se presentaban voluntarios, dado el prestigio y el halo romántico que rodeaba a los submarinistas, pese a que a medida que avanzó la guerra mostraron una tasa de mortalidad escalofriante, la más alta de hecho de todo el ejército. La vida que les esperaba desde el momento en el que zarpaban sin saber muy bien lo que se les venía encima al comienzo de la guerra eran despedidos por alegres multitudes y bandas de música era una mezcla de aburrimiento y claustrofobia, aderezada con ocasionales momentos de absoluto terror.
Una vez iniciada la expedición, el submarino debía estar a pleno rendimiento y en alerta las 24 horas del día, así que la tripulación realizaba turnos de cuatro horas en el caso del personal de máquinas era de seis y usaban por tanto una misma cama dos personas alternándose, lo que se conocía como “cama caliente”. Esto, unido a la falta de distinción entre el día y la noche dentro de la embarcación, acababa alterando los ritmos horarios de los submarinistas. Con el fin de amortiguar ese efecto se procuraba respetar las horas del desayuno, la comida y la cena. El primero solía consistir en café muy cargado, huevos y tostadas con mantequilla o mermelada. Para la comida sopa y carne con patatas o verduras y para la cena salchichas o pescado. Con el paso de los días la dieta iba deteriorándose debido al agotamiento del almacén y la constante aparición de moho debido a la humedad, si bien algunos submarinos contaban con hornos para elaborar su propio pan. La fruta, el chocolate y otras exquisiteces se empleaban para recompensar el esfuerzo. Así mismo, las bebidas alcohólicas no solían estar permitidas, pero se distribuían en fechas señaladas y para celebrar el hundimiento de un barco enemigo. Los uniformes se relegaban únicamente a los actos oficiales, a bordo la ropa que llevaban era bastante informal ya que ante todo primaba la funcionalidad. También empleaban una buena cantidad de agua de colonia llamada “Kolibri”, con la que disimular un poco la intensa atmósfera que se creaba con tanta gente conviviendo en un espacio cerrado.
Submarinista lanzando un torpedo
Submarinista lanzando un torpedo.
 
Solía haber un solo retrete para toda la tripulación (aunque en ocasiones también podía usarse otro en cubierta); dentro de él había un cuaderno en el que debía escribirse el nombre del que lo usaba, de esa manera cuando se atascaba se conocía al culpable, que debía encargarse de desatascarlo. Pero a menudo al lado de su nombre los marineros aprovechaban para escribir algún verso mientras cumplían con la naturaleza. Nunca son malos tiempos para la lírica.
Ocio y disciplina
Para hacer más llevadera la monotonía a bordo solía ponerse el tocadiscos una hora al día y algún submarinista llevaba un acordeón. Estaba prohibido tener fotografías de mujeres desnudas y aquellos libros que “solo tienden a halagar los bajos instintos del hombre, es mejor echarlos por la borda” opinaba el comandante de submarino Wolfgang Luth. Aunque al llegar a tierra se admitía que salieran del puerto a desfogarse. Mientras tanto, durante la travesía, se entretenían en sus ratos libres hablando con sus compañeros, fumando, leyendo, jugando al ajedrez o a las damas y, como en el caso del U-552, cazando tiburones por el procedimiento de lanzar granadas al mar. A veces, en Nochebuena se ponía un árbol de Navidad en la cámara de proa, se cantaban canciones navideñas y se repartían pequeños regalos entre la tripulación. También era celebrado el paso del Ecuador y, como decíamos antes, el hundimiento de algún barco. Los domingos se esperaba que los submarinistas se vistieran algo mejor y era el día en el que el capitán o los oficiales adoctrinaban al resto hablando de los inigualables logros del Tercer Reich y de su “unidad y grandeza” o explicaban algún detalle sobre el funcionamiento de la embarcación o el mar.
No todo era lanzar torpedos y huir de las cargas de profundidad, a veces también cazaban osos polares
No todo era lanzar torpedos y huir de las cargas de profundidad, a veces también cazaban osos polares.
 
La supervivencia del submarino dependía de la perfecta coordinación y obediencia al capitán por sus subordinados. El problema residía en ocasiones en cómo castigar las faltas de disciplina. Una tripulación no podía permitirse el lujo de prescindir de uno de sus hombres en un calabozo de castigo y en tiempo de guerra amenazar con anular permisos tampoco era muy eficaz. Así que se recurría a amenazar con enviar al infractor a un batallón de castigo del frente ruso o a pequeños castigos como el “lecho duro”. Consistía en dormir en el suelo sin manta ni colchón. También se ordenaba entonces realizar los trabajos más desagradables, se le prohibía fumar e incluso se le castigaba al silencio, impidiendo que durante varios días ninguno de sus compañeros le dirigiera la palabra. Pero en un grupo tan compenetrado y de convivencia tan estrecha, a veces bastaba simplemente con recurrir a la presión del grupo, tal como contó en cierta ocasión el mencionado comandante Luth:
A los pocos días de haberse concedido a un serviola una alta condecoración, avisó con retraso el avistamiento de un destructor. Lo único que pudimos hacer fue sumergirnos y esperar. Era evidente que estábamos corriendo un peligro que pudo haberse evitado. Sin embargo, no lo castigué. Recibimos tal lluvia de cargas de profundidad, que estuvimos 15 horas sin poder salir a la superficie. Mientras se producían las explosiones, todas las miradas estaban fijas en el culpable, y este fue el peor castigo que pudo recibir.
En esos momentos de tensión, bajo el ataque de cargas de profundidad, ocasionalmente algún submarinista podía perder los nervios. Dependía del carácter de cada uno, algunos por el contrario eran capaces de tomarse los peligros con bastante filosofía. Como el submarinista que menciona Harald Busch, que ante la incertidumbre de navegar a través de un campo de minas concluyó: “No hay que preocuparse, si mañana nos despertamos es que habremos acertado el buen camino”. A veces el desastre podía provenir de un simple descuido, como no ponerse el cinturón de seguridad cuando se vigilaba el horizonte desde la torre, tal como ocurrió en el U-106 cuando el oficial de guardia y tres serviolas fueron barridos por una ola y nada más se supo de ellos.
Sobre todo esto, ninguna película ha tratado con tanto realismo la vida a bordo de un submarino como la excelente Das Boot (Wolfgang Petersen, 1981) basada en la novela del mismo nombre de Lothar-Günther Buchheim, quien durante la guerra era escritor de propaganda y formó parte como corresponsal de la tripulación del U-96, experiencia que reflejó en su libro.
Tecnología y tácticas de combate
Ante el acoso alemán, durante la Primera Guerra Mundial ya comenzó a recurrirse al convoy, con los barcos mercantes navegando agrupados y escoltados por destructores. Durante la Segunda, la réplica alemana fue la rudeltaktik o “manada de lobos”, con varios submarinos nazis atacando en grupo a un convoy preferiblemente de noche. Durante los primeros compases de la guerra tuvieron una notable eficacia, que se vio reforzada con la capitulación de Francia y el consiguiente acceso al Golfo de Vizcaya (los puertos de Vigo y Ferrol también les fueron de ayuda). Al establecer bases para sus submarinos en la costa francesa dispusieron de otra salida al Atlántico aparte del mar del Norte, mejor controlado por los británicos. Dichas bases consistían en enormes búnkeres con techos de hormigón de hasta siete metros de espesor, que los hacía invulnerables incluso a las bombas de cinco toneladas que se lanzaron contra ellos. La base de Brest, por ejemplo, se bombardeó hasta en 65 ocasiones sin que nunca pudiera ser destruida.
Marineros en en la cubierta del
Marineros en en la cubierta del USCGC Spencer observan la explosión de una carga de profundidad que acabó con el submarino U-175 el 17 de abril de 1943.
 
El ASDIC o sónar fue el gran quebradero de cabeza para los submarinistas, pues permitía detectar su posición, de manera que los destructores se ponían justo encima a soltar cargas de profundidad. Es ese pitido que suena cada pocos segundos en las películas de submarinos mientras vemos sudar a los protagonistas. Los submarinos por su parte disponían del Funkmeßortungsgerät, o sea, el radar, según este idioma de gran belleza que es el alemán. Por si eso no fuera bastante también contaban con el Funkmessbeobachtungsgerät, al que probablemente tardaron más en ponerle el nombre que en inventarlo. También comenzaron a llevar un pequeño artefacto llamado Bold que era disparado y mediante una reacción química producía una gran cantidad de burbujas, despistando al sónar. Con esa misma finalidad bordeaban la costa española para confundirse con sus salientes y con los pesqueros. En ocasiones recurrieron a soltar aceite para que en la superficie creyeran que una carga de profundidad había hundido al submarino o se posaban en el fondo del mar durante varias horas, hasta que la superficie quedara despejada. La invención del Snorckel permitió que los motores diésel tomaran aire permaneciendo sumergidos, aunque el sistema tenía ciertos inconvenientes, como el rastro que dejaba en el agua o los cambios de presión dentro del aparato. Un recurso muy curioso fue el de usar cometas o Kolibris, pequeños aparatos con hélices y conectados mediante un cable al submarino. En ellos se subía algún intrépido vigía que de esa manera podía otear el horizonte desde una mejor posición… al menos hasta que llegaba algún avión enemigo.
Durante la última etapa de la guerra se diseñaron nuevos modelos de submarinos como el tipo XXI, capaces de permanecer sumergidos más de diez días, un minisubmarino biplaza e incluso torpedos humanos suicidas. Hubo también una mejora en el mecanismo de detonación de los torpedos, se incluyó en ellos un sistema de guiado por el ruido de las hélices, así como un movimiento en zigzag para aumentar las posibilidades de dar a algún barco de un convoy. Pero nada de eso pudo cambiar el curso del conflicto, la Batalla del Atlántico estaba irremediablemente perdida. Se trataba en definitiva de una carrera armamentística de medidas y contramedidas que acabó inclinándose del lado Aliado. A ello también contribuyó en cierta medida el descubrimiento de las claves de Enigma, la máquina con la que los submarinos intercambiaban mensajes codificados con el mando central. Los ingleses, astutamente, emplearon esta información con moderación, de manera que el mando alemán no sospechase que estaban interceptando sus comunicaciones. De esta forma algunos estiman que más de 300 barcos Aliados pudieron ser salvados.
El final de los lobos grises
Con el transcurso de la guerra los Aliados ya no se limitaron a proteger a sus convoyes, sino que salieron a cazar a los cazadores. Para entonces todo fueron calamidades para el arma submarina alemana: la Luftwaffe al mando de Hermann Goering no proporcionaba la suficiente cobertura aérea; la enorme producción de los astilleros ingleses y americanos frustró la pretensión nazi de aislar a Gran Bretaña al dejarla sin barcos; la llamada “brecha del Atlántico”, la parte del océano por la que no sobrevolaban aviones aliados en busca de submarinos, finalmente quedó sellada gracias a nuevas bases y portaaviones; además los aviones pasaron a estar equipados por un nuevo tipo de radar, llamado centimétrico, mucho más eficaz en la detección. Hasta tal punto se sintieron acorralados los antaño llamados “lobos grises” que Dönitz transmitió un mensaje categórico a los comandantes: “quien ahora crea que no es posible atacar a los convoyes es un calzonazos y no un auténtico comandante de U-Boot”. Si permanecieron funcionando durante los últimos meses fue porque desviaban recursos aliados para su destrucción como los aviones, que si no hubieran sido destinados a atacar el suelo alemán.
Aunque hay cierta variación en las cifras, se estima que de los 39.000 submarinistas alemanes murieron en combate entre el 70% y el 75%… Desde luego les hizo falta mucho valor para meterse en estas grandes latas a decenas de metros bajo los barcos enemigos que no paran de soltarte regalos y superar la claustrofobia y el sentimiento de indefensión que supone saber que no puedes hacer nada para ponerte a salvo, solo esperar. Como dijo alguien: “de todas las ramas de los hombres en las fuerzas armadas no hay ninguna que muestre una mayor devoción y se enfrente a peligros más severos que los tripulantes de un submarino”. Adivinen de quién es esta cita…
submarino alemán
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Bibliografía:
-Así fue la guerra submarina, Harald Busch (Ed. Juventud)
-Submarinos alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Mito y realidad de un trágico destino, Santiago Mata (Ed. Almena)
-Submarinos alemanes U-Boote, Juan Vázquez García (Ed. Tikal)

lunes, 29 de diciembre de 2014

Interesante artículo sobre la invasión soviética de Afganistán

Es muy curioso, demuestra la vena progre de muchos sectores de la Europa de entonces. Pero por otro lado, demuestra los duros golpes "reales" que la URSS dio a las guerrillas afganas y si como muchas de las reformas afganas se llevaron a cabo, aunque en Kabul se creó un mundo raro con consumismo occidental. También las diferencias irreconciliables, tras la llegada del marxismo a Afganistán, entre varios sectores y generaciones de la población afgana. O como en los años siguientes USA y sobre todo Pakistán invertirá enormes cantidades para armar a los muyahidines o para seguir haciendo campañas contra la URSS. Consiguieron imponerse, ¿pero para qué?. Pues Afganistán perdió la oportunidad de modernizarse y la peor es que desde 1979 salvo con alguna excepción no ha parado de estar en guerra. Es obvio que hubo fallos y brutalidades por ambas partes, pero quizás el mayor error fue la cabezonería americana por frenar a la URSS, que solo llevó a la creación de células islámicas por todo Oriente Medio y Próximo. Cosa que tiene poco sentido, a no ser que quisieran crear futuras guerras para copar los recursos de estas áreas. Cosa que la URSS no buscaba tanto, prefería gobiernos afines y no se metía tanto en el robo de recursos, como hizo en Hungría con el petróleo o en Rumanía con el uranio. Era una jugada de geopolítica que no buscaba perjudicar al pueblo afgano. El caso es que dejo aquí este reportaje llamado "6 años después de la invasión" que fue publicado por el periódico el País el 1 de diciembre de 1985. Aunque quien lo realizó fue el colaborador alemán Siegfried Kogelfranz de "Der Spiegel".

La URSS ha ganado la guerra en Afganistán

La guerrilla no puede invertir ya la consolidación militar y política soviética

El Ejército ruso ya ha ganado la guerra de Afganistán. Las tropas soviéticas han conseguido controlar todas las áreas vitales o han empujado al exilio a todos aquellos afganos que se negaban a aceptar el control político y militar del régimen de Kabul, respaldado por los soviéticos. Éstas son las conclusiones de un amplio estudio sobre la situación en el país asiático publicado por el semanario alemán Der Spiegel al filo del sexto aniversario de la invasión por las tropas de la URSS. Aunque las guerrillas quizá continúen hostigando al Gobierno de Kabul mucho tiempo todavía, del trabajo se desprende que no tienen ninguna posibilidad de derrocarlo.
 
Con sus bonitos vestidos de color rosa y alegres gorros, las niñas, colocadas en fila para saludar a los visitantes en Kabul parecen muñecas de un escaparate, hasta el momento en que estas niñas de tres años levantan el puño izquierdo y empiezan a corear: "Babrak Karmal es nuestro padre. Mahburah Karmal es nuestra madre. Queremos la paz del mundo". Sin embargo, es la guerra la que les mira desde los carteles colocados en las paredes del orfelinato Watan: desafiantes jóvenes combatientes, chicos y chicas, enarbolando sus fusiles Kalashnikov sobre sus cabezas y pisoteando a una chusma cobarde que las banderas y los textos identifican claramente como norteamericanos, chinos o paquistaníes.Más de 2.000 niños son instruidos por la organización educativa de Afganistán para que se conviertan en fervientes comunistas. Existen once escuelas similares distribuidas por todo el país. La cabeza de la red que prepara a los niños de la revolución para la tarea de futuros cuadros del partido es Mahbubah Karmal, la esposa del presidente y jefe del partido, Babrak Karmal.

Karmal: "Negociaremos con Moscú la retirada de sus tropas"

Los niños tienen de todo. Viven, juegan y aprenden en habitaciones claras y luminosas. Los edificios del orfelinato, donados por el Gran Hermano soviético, están situados en una zona amplia, celosamente vigilada, que con sus árboles y flores parece un oasis en medio de la estepa pardoamarillenta que los rodea. También tienen clases de ruso en modernos laboratorios de idiomas. La biblioteca está bien provista de todo tipo de literatura, aunque falta un libro: el Corán.
Casi 1.000 estudiantes del Centro Kabul han sido enviados este año a la Unión Soviética para perfeccionar sus estudios, dice con orgullo un director. La mayoría estará allí diez años. Solamente se les permitirá visitar su país después de llevar cinco años en la URSS.
Más de 20.000 niños afganos están realizando estudios en la Unión Soviética para convertirse en cuadros del régimen comunista. Si se cuentan soldados y trabajadores, hay unos 50.000 jóvenes afganos formándose en Moscú, además de en Alemania del Este, Bulgaria e incluso en la lejana Cuba, como la elite de una nueva República Soviética de Afganistán.
Moscú no invadió Afganistán en las Navidades de 1979 para abandonar un día el país que se sitúa en el cruce de caminos de Asia, entre el golfo Pérsico y China, entre los eternos puntos de conflicto de Irán y Pakistán. La zona, que ya ambicionaban los zares rusos, pero que no se pudieron anexionar por la presencia británica, es demasiado valiosa para que Moscú contemple abandonarla. Afganistán no tiene probabilidades de convertirse en una nueva Finlandia. En el mejor de los casos, podría conseguir el status de Mongolia Exterior, un país satélite estrechamente vigilado por el Gran Hermano, con derechos soberanos limitados.
El valor y la resistencia de la guerrilla son incuestionables, y así se ha podido ver en muchos periódicos y reportajes de televisión. Pero las declaraciones de victorias militares que hacen los representantes de la resistencia rival en el exilio dan una imagen distorsionada de la verdadera situación en Afganistán. Los quinientos millones de dólares que se gastará este año Estados Unidos en la guerrilla básicamente no cambiarán nada.
Una lucha sentenciada
Porque lo cierto es que los soviéticos ya hace tiempo que han ganado la guerra en Afganistán, a pesar de que el director de la CIA, William Casey, sueñe despierto y declare a la revista Time que Moscú puede estar buscando una forma de marcharse a causa de sus grandes pérdidas, e independientemente de las declaraciones del presidente paquistaní, Mohammed Zia Ul Haq, protector del movimiento de resistencia afgano, de que Moscú se dará cuenta de que "no existe una solución militar para Afganistán".
Un viaje a Kabul muestra claramente que los rusos, no se dejarán echar, aunque la guerra les ha costado unos 5.000 millones de dólares al año. Los cinco millones de hombres del Ejército soviético pueden soportar fácilmente las pérdidas en sus filas, que, según fuentes norteamericanas dignas de crédito, se calculan hasta ahora en 10.000 muertos y 16.000 heridos.
La estrategia de los comunistas es la siguiente: presión militar y policial combinada con vastas reformas sociales en un país que soportaba anteriormente un islamismo fanático y un régimen feudal reaccionario. Desde la invasión de Afganistán, la 40 División del Ejército soviético, adentrándose en terreno desconocido, entre una población hostil, tuvo que construir una infraestructura militar completamente nueva, con trece aeródromos y la consolidación de una carretera de conexión de 400 kilómetros hasta la frontera común, sobre el río Amu Daria. Su mayor preocupación era controlar la capital, Kabul, alrededor de la cual construyó grandes bases fortificadas.
A continuación, los rusos desataron un terror de bombas y cohetes contra valles y pueblos utilizados como bases por los muyahidin. Al igual que los norteamericanos en Vietnam, los rusos han declarado zonas enteras como "zonas de fuego libre", disparando, según han declarado los refugiados, sobre todo lo que se mueva: aldeanos en sus campos, conductores de mulas en las carreteras, mujeres y niños en las aldeas.
De esta manera, zonas enteras de Afganistán se han quedado deshabitadas en los últimos años. En 1978, más de las tres cuartas partes de la población total de 18 millones vivían de la tierra en 14.000 aldeas. Actualmente casi cuatro millones, o una cuarta parte de la población, han huido al extranjero, mientras que cuatro millones de aldeanos han buscado refugio en las ciudades. Kabul, que no llegaba a los 700.000 habitantes en 1978, es una ciudad populosa de más de dos millones de habitantes.
Este éxodo gigantesco de la población les ha venido bien a los rusos. Millones de personas se encuentran bajo su control, mientras que el resto queda al cuidado de sus enemigos. Gracias a los continuos ataques aéreos, a la proliferación de puestos militares y a la ayuda de exploradores tribales pagados, los rusos han podido obstruir suficientemente las rutas de aprovisionamiento de los 2.800 kilómetros de frontera con Irán y Pakistán.
Estadística militar
"Actualmente no estamos en una fase caliente de la guerra", dice el general Nabie Asumie, primer ayudante del ministro de Defensa de Afganistán. "El Ejército tiene fuerza suficiente para defender la revolución. Los contrarrevolucionarios proclaman que tenemos solamente 40.000 soldados, pero le puedo asegurar que tenemos 40.000 hombres sólo entre oficiales y suboficiales. Puede usted sacar sus propias conclusiones sobre la potencia de nuestras fuerzas armadas", dijo en su despacho, en el antiguo palacio real, bajo unos grandes retratos de Karmal y del líder soviético Gorbachov.
El general Asumie calcula el número de "bandidos armados" que lucha contra su régimen en "unos 50.000 a 60.000 hombres", dejando, por un lado, la acostumbrada afirmación de Kabul de que eran un simple "puñado" de contrarrevolucionarios. Sólo en Pakistán, dijo, tienen 120 campamentos. El general dijo que sus armas más peligrosas hasta ahora eran los misíles chinos Musail, con un radio de acción de 15 kilómetros, con los que pueden bombardear ciudades indiscriminadamente desde sus escondites en las montañas.
Lo que se puede ver en Kabulistán parece respaldar el cuidadoso optimismo del general. Kabulistán es el nombre que los críticos del régimen dan al Gobierno de Karmal, para recalcar su afirmación de que él y sus protectores soviéticos controlan solamente la capital, pero que el campo escapa a su control. Esta afirmación es totalmente errónea.
El Ejército gubernamental de medio millón de oficiales del partido y funcionarios llega a las capitales de provincia y de distrito circundantes, conectadas con la capital por medio de convoyes armados, pequeños aviones, helicópteros o al menos transmisores de radio. Su servicio secreto, el Jad, creado con ayuda soviética y de Alemania del Este, se ha infiltrado en todo el campo enemigo.
La sovietización del país se lleva a cabo según el modelo ensayado durante décadas en la Europa del Este.
A diferencia de la Europa del Este, la introducción del socialismo en Afganistán puede aportarle a la población un progreso social concreto. No había otro lugar en el mundo donde hicieran falta reformas tan radicales como Afganistán, un país que soportaba la presión de una fanatismo religioso y un sistema feudalista retrógrados. Cuando los comunistas tomaron el poder, en 1978, la renta anual media era de 120 dólares, y el 95% de la población era analfabeta.
La asistencia médica existía únicamente en las grandes ciudades, y para los ricos, casi nunca para la mujeres. La esperanza de vida estaba en los 40 años, y uno de cada dos niños moría en el parto o poco después. En los pueblos, los aldeanos y granjeros vivían bajo el mismo techo, con sus cabras, burros y sus aves de corral.
Islamismo
Karmal considera que la generación más vieja está perdida para la revolución, y permite que los mercaderes de los bazares sigan con sus trapicheos en el mercado negro y que las mujeres mayores se pongan sus velos. Karmal, que siendo estudiante se mofaba del Corán, está haciendo todo lo posible para demostrar que mantiene la tradición islámica de Afganistán. Las leyes se publican en nombre de Alá, y el mismo presidente acude a la mezquita.
Uno de los mayores empeños del régimen es repartir la tierra entre los aldeanos pobres. Este año, los programas de reforma agraria exigen la ditribución de 800.000 hectáreas entre 322.000 familias. Lo cierto es que no hay problemas de abastecimiento de alimentos ni en la capital ni en los alrededores. Las tiendas están repletas de grandes cantidades de fruta, verduras y carnes a precios mucho más bajos que en la India, por ejemplo.
Aunque el país ha estado aislado del resto del mundo durante años, las tiendas están llenas de productos de consumo, desde cigarrillos norteamericanos y aparatos electrónicos fabricados en Hong Kong, coca-cola y otras bebidas embotelladas en el país, pantalones vaqueros y joyas de oro. El centro de Kabul bulle con una multitud humana que se mueve entre un tráfico desesperadamente caótico y enmarañado.
Pero al anochecer, las calles de Kabul se quedan rápidamente desiertas. Desde la invasión rusa, la capital ha vivido bajo el toque de queda, que actualmente dura desde las diez de la noche a las cuatro de la madrugada. Cualquiera que se aventure a la calle corre el riesgo de ser tiroteado, porque es entonces cuando los comandos guerrilleros atacan sus objetivos en los barrios residenciales.

Muere otro gran héroe murciano de la Segunda Guerra Mundial. Serapio Martinez Moñino

De nuevo otra noticia triste, esta vez la he encontrado en el excelente blog del autor de "Soldados de Hierro", Francisco Torres, que os recomiendo mirar de vez en cuando, se llama "La estantería". Sobre todo en temas referentes a la División Azul y como el que mejor conoció a Serapio Martínez fue Paco, que sea el quien lo explique con su artículo:

El recuerdo que no debe faltar a uno de mis soldados de hierro

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(En la muerte de Serapio Martínez Moñino). Hubiera querido acercarme a decirle adiós, a musitar un ¡Presente! y una oración. Las circunstancias y la coincidencia lo han hecho imposible pero no quiero dejar pasar el tiempo escudándome en la distancia y la lejanía a mis fotos y notas para no despedirle con un recuerdo. Esta mañana de un viernes de diciembre, cuando hace unos días despedia a otro divisionario que marchaba a los luceros, casi por casualidad, al leer la prensa local, no puede evitar un rictus de rabia al leer la esquela que comunicaba el fallecimiento el día 18 de Serapio Martínez Moñino, voluntario de la División Azul. Mi relación con él no fue muy profunda. Hace tres o cuatro años le escribí una carta a la dirección que un amigo me había facilitado. Un buen día al descolgar el teléfono y oír su voz, antes de que me dijera quien era ya le contestaba: usted es Serapio Martínez.
Quedamos inmediatamente en la residencia donde se encontraba. Recuerdo que el primer día me comentaba que estaba algo nerviosos, que casi no había dormido recordando sus días en la División, aquellas semanas en el infierno de Possad, a sus amigos Felipe Marín Fuentes y César Rocamora, guardaba unas fotos de ellos, caídos allí. Pero quería que charláramos, desempolvar sus recuerdos para que quedara constancia. Me había preparado un álbum con sus fotos de Rusia: “casi todas son del hospital porque era cuando teníamos tiempo de hacernos fotos”. En una carpeta tenía todos los fascículos del coleccionable que yo había escrito entre 1991 y 1992 sobre la División Azul. No sabia que eran míos. Tenía guardados los versos de su amigo Luis Luna y un registro con heridos y caídos de su compañía, la 2ª del 263 del Regimiento Vierna, la compañía de los murcianos.
Desgranó su experiencia en la zona republicana, la persecución, su detención y haber sufrido una ejecución falsa: “nos llevaron a una zona de tiro, formaron el piquete y nos dispusimos a morir, fingieron que iban a disparar pero los disparos no sonaron”. Más tarde al movilizar la quinta del cuarenta los republicanos le llamaron a filas, fingió ataques epilépticos: “yo no quería ir a disparar contra los míos”. Finalmente tuvo que incorporarse pero el bueno de Serapio se las apañó para no disparar y acabó de ayudante del Comisario Político de la unidad: “yo, un tradicionalista encargado de la lealtad política de la tropa” y reía cuando me lo contaba. Todo ello pesó en su decisión de alistarse en junio de 1941, tenía 21 años. La guerra hacia dos años que había acabado, estaba afiliado a Falange y tenía todas las puertas abiertas, pero decidió marchar a Rusia a combatir al comunismo.
Estuvimos charlando toda la tarde y en no pocas ocasiones sus ojos se tornaron vidriosos. Anécdotas de la vida cotidiana, de los “jaleos” de sus compañeros con las rusas: “yo era muy inocente”. Su recuerdo más duro era el de ver caer a sus amigos: “Possad fue algo terrible. Yo había estado en el frente pero aquello era la guerra de verdad. No podíamos estar en los refugios, te mojabas, te helabas o te asfixiabas… La comida era muchas veces fría. Aún quedaba alguna casa de pie, pero era muy peligroso. Nosotros quitábamos algunos troncos para poder disparar… un disparo voló una de ellas con los nuestros dentro, sólo pudimos recoger los pedazos en una manta”. Serapio salió relativamente bien de Possad: “se me congeló el pie. No sé como no caímos todos. Debió ser el último día. Nos atacaban por todas partes. Alguien dio orden de calar bayonetas y salir de las trincheras, yo iba medio cojo pero cargamos cantando el Cara al Sol y pusimos a los rojos en fuga”. Después vino el hospital. Conservo en mi archivo copia de sus fotos: con el pijama, jugando al ajedrez o paseando por los alrededores del hospital.
La guerra se terminó pronto. En marzo de 1942 volvía a Murcia junto con otros heridos. Serapio se mantuvo siempre leal a sus ideas. Recuerdo haberle visto, pese a su edad y limitaciones, en la misa del Veinte de Noviembre por Franco y José Antonio. Se cogia su autobús y allí estaba cumpliendo con su deber. Yo no quería ahora faltar al mío, que ya es despedir de forma pública a mis viejos Soldados de Hierro que se marchan a sus luceros

sábado, 27 de diciembre de 2014

Fotos desconocidas del Afrika Korps (I)

Aquí os dejo esta colección, que me ha dejado mi amigo David e incluso me ha explicado alguna que desconocía. Son muy interesantes y hay varias en color, espero que os guste.
 
Esta foto está coloreada, puede verse a un miembro del batallón de reconocimiento del DAK cogiendo agua en una charca. Indudablemente el agua sería luego filtrada y pasada por el hornillo
 
Trinchera con MG 34
 
Este es espectacular, tanto por la calidad de la foto como pro el lugar cogido para plantar un nido de MG 34.
 
Panzer I, haciendo de remolque de un Stuka, más que posible ante la falta de medios del DAK en muchas fases de la campaña norteafricana
 
 Cementerio para los héroes caídos del DAK. Heia safari!
 
Si aunque parezca mentira este Panzer I esta atrapado al parecer en un wadi, ríos que en la zona de Libia y Egipto se forman con la lluvia o durante el año son diminutos riachuelos que se convierten en ramblas con las pocas lluvias.
 
Voluntarios negros en la
Legión Árabe, esta está dedicada a los progres tachan de racistas a los alemanes. Pues varios de estos soldados fueron valientes y condecorados. Seguramente estos hombres eran de alguna de las colonias francesas y estaba sirviendo en Túnez, pasándose al DAK en la última fase da la campaña.
 
 Interesante foto de finales de 1942, donde puede verse a un Rommel agotado por la acción y enfermo.
 
Esta muestra a otro soldado negro, está tomada en Grecia en 1943. Llevan el uniforme tropical, el mismo que el Afrika Korps.
 
Esta foto puede que muchos la conozcan, pero mítica y merece la pena recordarla. Pues el camuflaje de este Me-109 es perfecto, otro buen trabajo de los servicios de mecánica y mantenimiento del DAK.
 
2 soldados pasando el rato. Al fondo un Me-110.
 

"El último José Antonio". Interesante libro sobre José Antonio Primo de Rivera

Me llama la atención que "Alerta Digital" y "Diario Ya" se hayan preocupado por dedicarle un espacio a este libro que he podido leer y aparte conversar con el autor, el profesor de instituto pero excelente historiador Francisco Torres. Del que recomiendo también otra obra "Soldados de Hierro", trata sobre los murcianos que combatieron en el Este en la Segunda Guerra Mundial, en la División Azul. Pese a que pueden pareceros precios caros, las obras son excelentes y el precio se debe a que son libros con multitud de páginas, (de más de 600 en el caso del 1º y cerca de 900 en el caso del 2º) y que aparte pocas editoriales se atreven a publicar cosas que no vayan a ser best-sellers. Pese a ello, el libro de que os voy a hablar va por la 3ª edición y de "soldados de Hierro" se acaba de editar una 2ª. Me gusta "El último José Antonio" porque cuenta multitud de detalles que demuestran la calidad humana y política de José Antonio, que fue admirado desde Franco hasta políticos de izquierda como Ramón Tamames o Julio Anguita. También es muy interesante la admiración que despertó en otros presos e incluso milicianos republicanos en la cárcel de Alicante. Como las ilegalidades que se produjeron en su condena a muerte, pues fue arrestado meses antes del alzamiento nacional. Pero sobre todo, desmiente el mito muy tomado por la izquierda o por las infinitas divisiones del falangismo, tras desaparecer el franquismo, del supuesto interés de personalidades del bando nacional por no salvarle, cuando incluso el mismo Mussolini se interesó por un canje. Es más, sería de hipócrita homenajearlo de la manera que lo hizo Franco, si di verdad lo hubieran dejado morir. Además una operación de rescate hubiera sido arriesgadísima, el rescate de Mussolini en el Gran Sasso se hubiera quedado corto al lado. Pues Alicante estaba en una zona bien dominada por la República, cualquier incursión tenía altísimas posibilidades de fracaso.
 
Aquí os dejo el artículo que AD ha publicado:
 
El Centro Cívico de Málaga ha acogido la presentación de “El último José Antonio” (Editorial Barbarroja), del catedrático y colaborador de AD Francisco Torres, una obra que muchos consideran “prácticamente definitiva” sobre el fundador de la Falange. En ella, el historiador murciano se enfrenta a los mitos y antimitos que han contribuido a distorsionar una figura que es necesario deconstruir, releyendo hacia atrás desde sus notas, escritos y palabras de la cárcel.
Durante la presentación, organizada por Falange, Francisco Torres desgranó pormenorizadamente las innumerables irregularidades legales a lo largo de un proceso en el que la suerte del fundador de Falange estaba echada de antemano y aportó al mismo tiempo numerosas anécdotas que ayudaron a comprender más y mejor el perfil político y humano de José Antonio.
El libro, en palabras de Torres, “trata de explicar a José Antonio” desde sus últimos escritos sin dejar a un “lado la reconstrucción de los últimos meses de su vida”. Un libro en el que aborda con valentía y rigor, con nuevas interpretaciones, muchas de las incógnitas que muchas veces nos planteamos sobre la biografía de Primo de Rivera.
Allí donde brota una originalidad que arranca con su discurso de la revolución española y que se cierra en su pugna dialéctica con las soluciones erróneas, incluyendo en ellas al fascismo. Una propuesta ideológica que le costó la vida.
Desde un impresionante acervo documental inexplicablemente inédito, revisando críticamente cuanto se ha publicado, es la historia de aquellos meses de prisión, juicio y ejecución seguidos con precisión. Y la respuesta del historiador a los grandes interrogantes: ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Por qué fracasaron los intentos de liberación? ¿Qué sublevación apoyó y cómo afrontó la guerra civil? ¿Qué papel jugaron personajes como Prieto, Azaña, Largo Caballero o Franco? ¿Cómo fue realmente el juicio político de José Antonio?
Luego, y tras un animado coloquio con los asistentes, Francisco Torres firmó ejemplares de su libro y reiteró su agradecimiento a los organizadores del acto. Reproducimos la entrevista de AD a Francisco Torres coincidiendo con la salida de su obra histórica al mercado:
“José Antonio hubiera estado hoy con los desahuciados y no con los bancos”
-Su libro, que en algunos capítulos se transforma en una investigación detectivesca narrada con pulso cinematográfico, tiene la virtud de engancharte pese a que su desenlace sea de sobra conocido. Sin embargo, antes de entrar en todo lo referente a la prisión el juicio y el asesinato, me ha llamado la atención la síntesis en cincuenta páginas que hace del pensamiento de José Antonio y muchas de las reflexiones que hace por lo que se me ocurre preguntarle ¿Qué diría José Antonio hoy?
En la cárcel, tanto en Madrid como en Alicante, José Antonio dedicaba parte de su tiempo a escribir. Desgraciadamente no todos sus papeles han sido publicados o fueron destruidos. Probablemente Indalecio Prieto destruyó algunos. Pero lo que conocemos de los mismos y lo que dejó traslucir durante el juicio de Alicante obligan al historiador a releer en esa clave cuánto había dicho durante su corta vida pública. Al mismo tiempo es preciso deslindar lo puramente coyuntural de lo permanente, y eso es lo que hemos hecho de forma sintética.
Cuando yo inicié este trabajo, hace unos seis años, ya se percibía que algunos de los elementos clave del su pensamiento político-económico volvían a cobrar actualidad al viento de la imposición del ultraliberalismo, de las tesis de la Escuela de Chicago y de la dictadura de los Friedman-boys. José Antonio edificó sus tesis en un momento de crisis económica producto, entre otras cosas, del crecimiento incontrolado del capitalismo especulativo frente a lo que se alzaban los grupos revolucionarios de izquierda. Hoy vivimos dentro de una nueva crisis del capitalismo y estamos asistiendo al fermento de una nueva izquierda revolucionaria que espera que esa crisis le lleve hacia un estallido que le conduzca al poder o, al menos, restaure la viabilidad de la desprestigiada revolución marxista. En este marco el problema vuelve a plantearse en las mismas coordenadas: unos españoles desesperados, que consideran que la superestructura oligárquico-político-financiera les explota, que por ello, por ausencia de alternativas verdaderas, derivan hacia posiciones de izquierda revolucionaria.
-¿Cómo vería el movimiento de los indignados? Usted sabrá que entre algunos han circulado algunas frases de José Antonio
No me extraña. Mire, a veces se cae en el error de caer en generalizaciones. Los indignados no son los grupos minoritarios vinculados normalmente a Izquierda Unida o a los grupos antisistema alimentados por la izquierda o por la tolerancia estúpida del progresismo conservador que se han convertido en los controladores y manipuladores de la indignación.
Los indignados somos usted y yo. Cientos de miles de ciudadanos normales que reclaman cosas que José Antonio defendió. Los que pedimos que la economía esté al servicio del hombre y no al contrario y por eso José Antonio quería desmontar el orden económico existente, el capitalismo especulativo-financiero, para edificar otro desde categorías éticas. Y eso supone que no existe más dignidad que la del trabajo, que el trabajo es un derecho y un deber, una función más de la persona y que es preciso acabar con el desarraigo y la deshumanización que conlleva el sistema capitalista. Pero es más, José Antonio estima que la sociedad evitará ser víctima del enfrentamiento de clases –que ahora mismo comienza a aflorar- porque el Estado defenderá lo justo. Y ahora mismo el Estado para muchos está al lado de la injusticia. Y, por supuesto, José Antonio, defensor de la soberanía de la nación, de la independencia, estaría en contra de la limitación de soberanía económica que hoy nos acosa colocándonos bajo la dictadura de eso que llaman los mercados y que no es más que el capitalismo financiero-especulativo.
José Antonio era partidario de la redistribución de la riqueza y el reequilibrio entre los grupos sociales, algo que hoy se considera casi “pecado” enunciarlo. Yo creo que ante la situación de clara injusticia que nos azota, ante la explotación económica que vamos a sufrir en los próximos años, esa que desde el poder difunde la idea de que los españoles tendremos que conformarnos con ser pobres, trabajar más y perder derechos sociales, el corazón de José Antonio estaría al lado de los indignados, de los desahuciados y frente de la oligarquía político-financiera. Entre otras razones porque toda la construcción política de José Antonio antepone al hombre, a la persona a cualquier otra consideración y hoy la persona vive al servicio de la economía.
- ¿Por decir esas cosas le mataron?
Me va a permitir que le conteste con imágenes joseantonianas. Él creía que si de verdad se quería evitar el triunfo de la izquierda, arrancar a las masas del error izquierdista en el que se refugiaban como engañosa respuesta ante la injusticia y la explotación, era preciso que la Patria, el Pan y la Justicia llegaran a todos los españoles. Las balas cortaron esa posibilidad aunque debe indicarle que muchos de los avances sociales que en España se produjeron durante el régimen de Franco están inspirados en las ideas de José Antonio.
-Volvamos a su investigación. Más de seiscientas páginas y novecientas notas que nos remiten a una documentación inédita impresionante. ¿Qué descubre esa documentación?
Por primera vez podemos referir cómo fue de verdad la ejecución en Alicante. Por ejemplo, que por aparentar normalidad las autoridades del Frente Popular alicantinas decidieron ejecutar junto con José Antonio a cuatro muchachos que estaban indultados. Las cartas que ellos escribieron en esos días, como las que José Antonio escribió la víspera de su asesinato sobrecogen el alma. Reconstruir todos los intentos de rescate y la posición de Franco desde documentos inéditos y calificados en la época como reservados. Podemos establecer quiénes eran los integrantes del piquete, la inmensa mayoría anarquistas. Hemos encontrado los papeles del Fiscal que actuó en el juicio que son sus notas manuscritas. Aparecen cartas que se utilizaron en el juicio y que han permanecido perdidas incluyendo algún original de José Antonio. Contamos con las declaraciones de muchos de los que asistieron al juicio que nos revelan cómo el gobierno, primero de la mano de Indalecio Prieto y después por obra del ministro anarquista Oliver, estableció la sentencia antes del juicio. Y, por si fuera poco, exhibimos las pruebas de cómo el gobierno, Indalecio Prieto básicamente, intentó manipular el sumario.
-Usted dedica un amplio apartado a todo el proceso legal…
Sí, pero yo entiendo que no es correcto circunscribirse al proceso de Alicante. Es un proceso fraccionado en varias causas que arrancan con la detención de José Antonio en marzo de 1936. La concatenación de procesos para retenerle en la cárcel, la vulneración de las sentencias por parte del gobierno del Frente Popular lo que nos muestra es cómo el Estado de Derecho dejó de existir en España la primavera de 1936. El juicio de Alicante fue un juicio político en el que el Fiscal, que no consiguió probar la acusación, llegó a fabricar pruebas y el Tribunal impidió la declaración de algunos testigos importantes… La sentencia de muerte estaba decidida de antemano y pactada entre anarquistas y socialistas.
-¿Qué le impresionó más de ese último José Antonio?
Me pone en un aprieto. Creo que se trasluce en algunas páginas del libro algo fundamental: la aceptación del destino. La serenidad con que José Antonio vive instantes dramáticos. Su Fe, profunda y sincera, que aflora en los capítulos finales. Esa petición a Dios, constante en la noche del 19 de noviembre, de que su vida no acabe y al mismo tiempo la aceptación de que su destino ya sólo estaba en manos de Dios. La calidad humana de un hombre al que le dolía la sangre que se estaba vertiendo y por la que pide perdón por la parte de responsabilidad que le pudiera corresponder. Releyendo alguna de las páginas creo que el relato adquiere tintes muy emotivos cuando toca narrar esos instantes humanos: como cuando en el juicio le van a permitir a Margot, la mujer de Miguel Primo de Rivera que también está acusada, que se quede a comer con su marido y su cuñado y el Fiscal lo prohíbe. Entonces José Antonio le guarda dos galletas de las que le han dado y se las entrega al reanudarse la sesión.
-Me comentaba al principio de nuestra entrevista que este era un libro interactivo…
Bromas a un lado. Es verdad. Si por mi hubiera sido, para susto de mi editor, el libro tendría doscientas páginas más. Yo quería un libro vivo y la red nos permite hacerlo. El libro tiene una página web propia (elultimojoseantonio.com), desde la misma se podrán descargar documentos, artículos míos que abordan temas no incluidos en el texto o muy sucintamente tratados; el lector podrá hacernos llegar su opinión y colaborar a la hora de corregir o ampliar la información. Fíjese que hace un rato he recibido un testimonio de esos días que yo desconocía de familiares de personas que estuvieron allí. Se podrán seguir las presentaciones que vamos a realizar y acceder a cuántas críticas, entrevistas o recensiones se ocupen de “El último José Antonio” y por supuesto comprar el libro a través de la web de la editorial Barbarroja a cuyo director Miguel Ángel Vázquez estaré siempre agradecido por correr el riesgo de sacar a la luz un texto como éste. Y a mis buenos amigos Dionisio -también autor de la portada- y Alfonso que han realizado la página.


sábado, 20 de diciembre de 2014

"Incidente en el paralelo 36-80º". Excelente, pero desconocida pélicula bélica soviética

Me encontré de casualidad con ella en foros y algún que otro blog. Por las criticas que he encontrado es buena, ya que el 100 % de las escenas son reales y en ellas participan personal de las fuerzas aéreas rusas. La película es de 1982 y se titula "Incidente en el paralelo 36-80" o "Incidente en el cuadrante 36-80". Lamentablemente no está en castellano, según tengo entendido hasta inicios de 2013 circuló por YouTube la película completa, pero en ruso. Por desgracia la compañía que la hizo lo denunció y desapareció, justo cuando desde meses antes se le pusieron títulos en castellano. Ahora es muy difícil de encontrar. Según fuentes rusas, fue un auténtico taquillazo, pues la vieron 33,1 millones de personas. El tema principal es un incidente con USA, a raíz de que un submarino de este país sufre problemas en aguas soviéticas. Los rusos van a ayudar, aunque hay momentos de tensión en los que puede estallar un conflicto.
 
 
Se estrenó en Cuba a finales de los 80, también llegó a la mayoría de países da la Europa del Este, incluida Grecia que estuvo fuera de la órbita soviética. La duda que tengo es si la doblaron o se limitaron a subtitularla. Pero lo interesante son las escenas aéreas, como el maquillaje de un Il-38, seguramente para hacer de P-3 Orión. La escena es espectacular, pues intenta evitar el repostaje en vuelo entre 2 Tu-16. Pero una cosas sorprendente que he visto es un Tu-16 que debajo lleva un bote salvavidas, el bote que va en la panza es bastante grande y ancho, por lo que daría algunos problemas en el despegue. Parece ser de fibra de vidrio, por la rigidez que aparenta y no hinchable.  el bote tiene que estar muy firmemente amarrado al fuselaje para evitar que el aire se cuele por rendijas y pueda provocar incluso el desprendimiento del bote en vuelo, que por cierto debe ofrecer mucha resistencia al aire. Lleva un paracaídas de frenado, pero si sólo lleva uno y amarrado a un extremo el bote entrará en el agua en posición vertical y si no es hermético o estanco, cosa que parece que no es, podría hundirse o sufrir inundaciones.
 
Un portaaviones de la clase "Kiev"
 
Visualmente en el ámbito aéreo es excelente, aparte de los aviones citados antes salen: Mil mi-8, Mil mi-14, Tu-142, el Su-7 y hasta el mítico Yak-38, un caza naval de despegue vertical, del que hay muchas cosas que contar. Destaca la escena del aterrizaje de un Tu-16 en una pista no preparada, en medio del barro y lo chocan contra un antiguo galpón de metal. Ese es el encanto de las películas rusas, incluso todavía hoy día, es el realismo. Seguiré investigando sobre éstas películas y ojalá que pronto sean accesibles y con subtítulos. Respecto a unidades navales aparece el portaaviones "Kiev", el crucero nuclear "Kírov" y un submarino clase "Víctor".   
 
El Tu-16 con la embarcación
 
Me gustaría explicar el sistema de lanzar bote desde avión. El sistema 'Fragata' fue diseñado por el OKB 156. Los test se llevaron a cabo con éxito en la zona del Báltico entrando el sistema en servicio con la Fuerza Aeronaval donde permaneció hasta el año 1988.
Una vez lanzado, el bote era conducido a la zona utilizando un sistema de cámara de video y mediante enlace por radio-control. El Ilyushin Il-76 tuvo o tiene un sistema parecido aunque en este caso el bote se aloja en la bodega de carga. Se denomina 'Gagara'. Lo utiliza el Il-76MDPS también denominado Il-76PS. Los americanos lo probaron en el B-17 y los ingleses en los Vickers Warwick.
 

jueves, 18 de diciembre de 2014

La Bestia de la Guerra. Desconocida pelicula sobre la URSS en Afganistán

Es una película bélica de 1988, que trata sobre la invasión rusa de Afganistán, el año donde están es 1981. Pero visto desde el punto de vista soviético, ya que los protagonistas son 4 soldados rusos y un aliado afgano que operan un T-55, tanque (había que decirlo) desfasado casi para esa guerra en comparación a los T-72. La película por lo general está bien y es de las pocas que ha reflejado decentemente esta guerra, con la excepción aún mejor de "La 9ª Compañía". Aunque se pasa con la brutalidades los rusos, que si bien las hubo, la de los mujahidines tampoco se quedó atrás y en muchos casos la superó. Lo interesante desde el punto de vista de la recreación  es que se utiliza un T-55 o T-62 (pues casi son iguales), fue uno de los capturados por Israel en sus guerras contra Egipto y Siria y fue modernizado, pero lo cedieron sin problemas para la película. En total aparecen 4 de estos tanques en la película, al menos 3 son reales. El helicóptero que aparece es un Aerospatiale Frelon maquillado como un Mil Mi 8 de transporte. La historia tiene alguna similitud con la recién estrenada "Fury", en la que una tripulación de carro comandada por Brad Pitt, queda tras la líneas enemigas en la campiña francesa. La película es otra apología americana a su victoria, tipo "Malditos Bastardos", con los alemanes siempre de bestias subhumanas. Pero eso sí, con excelente vestuario y material, como es el Panzer Tiger que aparece y los demás carros americanos.
 

 
La "Bestia de la guerra" es una película bélica estadounidense dirigida por Kevin Reynolds. Está basada en una obra teatral de William Mastrosimone que se encargó del guión de la película. Es curioso porque es una película que fue un éxito inesperado ya que la productora decidió boicotearla. Sí, suena raro pero los mismos que pusieron dinero para hacerla hicieron todo lo posible para que no funcionara, la estrenaron en pocos cines, no la publicitaron. El motivo yo creo que es el siguiente... Faltaba poco para que cayese el muro que simbólicamente, y no tan simbólicamente, separaba la libertad  de la tiranía. Esta película mostraba que la URSS estaba haciendo algo parecido a lo que día sí y día también se acusaba a los EE.UU. y eso al mundo de la progresía no sentaba nada bien. Sí, ya sé que había películas con los soviéticos de malos, pero eran unos malos exagerados  para que la gente creyera que la realidad era lo contrario. Pero la jugada se les torció porque consiguió cierta fama gracias a su estreno en otros países y su salida en VHS y Beta, el caso es que en USA solo recaudó por el boicoteo 150.000 $. Por culpa de esto, hubo mucho público que no vio la película y al que no le sonará de nada, eso sí, para mi tiene un fallo, que salen mujeres combatiendo. Cosa que en realidad contadas veces ocurrió.
 
Es Excelente la caracterización del actor cubano Steven Bauer como un afgano
 
La película. Comienza con una cita de Kipling:
«Cuanto te veas herido y abandonado en las llanuras de Afganistán y las mujeres acudan a arrancarte tus despojos, coge tu rifle, sáltate los sesos y dirígete hacia tu dios como un soldado.»

Después vemos como amanece en un pueblo afgano y se produce una impactante escena. Los soviéticos hacen una carnicería en el pueblo donde se esconden mujahidines, por una represalia, uno de los tanques es destruido y el otro queda averiado.
En ese tanque van los soldados Koverchenko (Jason Patric), Gólikov (Stephen Baldwin), Kaminski (Don Harvey) y Samad (Erick Avari) a las órdenes de un déspota oficial (George Dzunda), creo que no dicen su nombre nunca como mucho le llaman por su mote, el viejo. El tanque averiado marcha y poco después llegan unos cuantos hombres del pueblo que quedan horrorizados al ver lo que ha pasado. Queda como líder Taj (Steven Bauer). Decide ir a cobrarse venganza y va tras el tanque con un grupo compuesto por, entre otros, su tío Akbar (Kabir Bedi) y su primo Mustafá (Chaim Girafi), aunque este último ayuda más interesado en hacerse con el tanque. Les siguen de cerca un grupo de mujeres liderado por Sherina (Shoshi Marciano).
 
 
Para mí la película tiene un notable, engancha, tiene golpes de humor algunos muy negros, pero que enganchan. También a algunos personajes como Taj el jefe de los afganos (Steven Bauer) es bueno, aunque a veces algo exagerado y también Koverchenko, que se irá haciendo con el protagonismo. El déspota oficial no decepciona y tampoco el interprete afgano, que hace excelentes revelaciones de porqué está así el pueblo afgano. De la música se encarga Mark Isham y es muy buena. El comienzo de la película con el pueblo amaneciendo gana mucho gracias a él. Una película más que recomendable para los amantes del cine bélico.
 
Banda sonora
 
Y como una imagen vale más que mil palabras, os dejo algunos clips de la película, incluyendo el tráiler en español. 
 
 

 
 
 
 
 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

España dice adiós a uno de sus héroes de la 2ª Guerra Mundial

Es sin duda una noticia triste, cada vez nos quedan menos héroes de esta guerra. En la madrugada de ayer de José Antonio Ramos. Este hombre era de Murcia, sobrevivió a la persecución republicana en la Guerra Civil y se alistó a la División Azul, combatió junto a la Wehrmacht en el Frente del Este y fue capturado en la celebre batalla de Krasny Bor, después sobrevivió 11 años a un Gulag. Afortunadamente la España de los 50 no era tan desagradecida como la de hoy y tuve un decente homenaje a su llegada, siendo un ídolo para varios sectores de la juventud. Lo lamentable, es que casi nadie lo conoce y apenas se ha escrito nada sobre él, en la prensa a excepción del excelente artículo de Francisco Torres (gran historiador de la División Azul), publicado en la web de "Diario Ya". Aquí el artículo, que me ha puesto los pelos de punta:

 Yo tuve la fortuna de conocer a un héroe sencillo de Krasny Bor

El reencuentro con su madre tras volver en el Semíramis
 
Francisco Torres García. Un correo electrónico en algunas ocasiones te deja sin palabras y hace que los recuerdos desfilen ante tus ojos. Nunca le agradeceré lo suficiente a Néstor que, en momentos de dolor, se haya acordado de mí. Gracias a él puedo dar el último adiós a uno de mis más valientes y admirables Soldados de Hierro, José Antonio Ramos, voluntario de la División Azul, herido muy grave en Krasny Bor, once años preso en los campos de concentración soviéticos, Vieja Guardia de la Falange, miembro de la Acción Católica; el hombre al que Garcia Rebull, en unas notas reservadas sobre el comportamiento de los soldados españoles cautivos, añadiría de su puño y letra la calificación de "muy bueno" que solo tuvieron unos pocos, porque el "pequeño Ramos" fue allá, donde más difícil lo era, un héroe a diario.
Hace muchos años, casi tres décadas, un viejo amigo ya fallecido, Alejandro, me dijo: quieres conocer a un valiente. No lo dudé. Unos días después me encontraba con José Antonio. Y allí con una grabadora de cinta de por medio -alguno de mis lectores ya ni sabrá a lo que me refiero- me fue desgranando su vida, narrándome una década de sufrimientos que habían quedado en su memoria. Todavía le dolían las heridas de Krasny Bor, cuando al caer prisionero, pese a saber y ver que los rusos remataban a los que no podían andar -un año antes los prisioneros eran directamente pasados por las armas-, quería poner fin al sufrimiento de una muere lenta, pero su teniente, Honorio, no le dejó, le ayudó a continuar arrastrándose, pero sin caer.
José Antonio era un hombre de tremenda fe. Me recordaba la persecución, la vida en la Murcia roja, su participación en la liberación de la ciudad antes de que entraran los nacionales. Aquel chico de la Acción Católica de Santa Eulalia nunca perdió la fe. Me confesaba que él nunca creyó que pudieran salir del cautiverio en los campos de concentración soviéticos, pero nunca perdió su fe, allí rezaba siempre. Para mí que Dios le dio fuerzas. El pelo se le quedó prematuramente blanco y los presos le llamaban "el profesor". En dos o tres ocasiones me relató el "favor" que le hizo un médico en el campo llegándole a diagnosticar tuberculosis. Lo hizo para intentar alargar su supervivencia y volvió a España creyendo que tenía una enfermedad que entonces se consideraba casi mortal. Poco después volvió a tener noticias de aquel doctor alemán que le explicó lo acontecido: "y yo en aquel hospitalillo, conviviendo con los esputos y utilizando las mismas cucharas. Lo que no sé es cómo no enfermé de verdad".
José Antonio fue de los primeros en alistarse. Algunos no creían que tuviera el valor para hacerlo. Le decían, dada su religiosidad, que "olía a cera". Pero el pequeño Ramos consiguió plaza y acabó en la 4ª Compañía del 263, era de los más jóvenes. Había recuperado sus estudios de peritaje y con su hoja de servicios tenía abiertas todas las puertas, pero...
A finales de enero de 1943 ya estaba en el lugar de concentración para volver a España, habían dejado aquellos hombres sus equipos de invierno. El general Esteban Infantes ordenó retrasar la salida ante el inminente ataque soviético en Krasny Bor. La situación de la División Azul, situada en el punto de ruptura, era crítica. Dicen que se pidieron voluntarios entre los que iban a volver y Ramos volvió a su unidad sin botas de invierno. En la noche del diez de febrero su compañía avanzó, su capitán resultó mortalmente alcanzado. Al ver al pequeño Ramos el teniente Martín le ordenó que cogiera las botas del capitán: "yo no quería, pero Martín no cejó... aquellas botas irían conmigo". En aquel avance quedaron cercados formando en cuadro con las máquinas apuntando a los cuatro puntos cardinales hasta quedar sin munición.
Dura muy dura fue la vida en los campos, pero nunca percibí en su relato odio o resquemor. Incluso con aquellos otros españoles, alguno de su propia provincia que le tomó especial inquinia, desertores o antiguos republicanos, que fueron sus guardianes. En una ocasión le pregunté por aquellos hombres. Me dijo: "no quisiera yo..." Y desconecté la grabadora. Guardaba muchos secretos porque fue de los insobornables, hasta tal punto que Muñoz Grandes, una vez en España, le llamó en varias ocasiones, tenía que prestar declaración sobre el comportamiento de los oficiales. Me consta que fue sincero, que contó lo que había vivido aunque desmitificara a personas. Le ofrecieron puestos de confianza, que se quedara en Madrid... pero quería seguir en Murcia, volver a la vida, recuperar los años perdidos, formar una familia... pensó en retomar sus estudios pero se veía muy mayor por lo que en 1954 iniciaba su carrera profesional.
En varias ocasiones las lágrimas asomaban a sus ojos y teníamos que parar porque se hacía realidad todo lo sufrido. Me relataba el dolor de su madre primero cuando se dio por vencida y admitió la muerte -conservaba su esquela-, después la alegría de saber que estaba vivo. Guardo copia de unas fotografías, como la que ilustra este recuerdo, de su retorno: en Barcelona con su padre y su hermano. Fue un encuentro entre el padre y el hijo, conmovedor hasta tal punto que aparece en el reportaje realizado por NODO, "Retorno a la patria", de la llegada del Semíramis. Una fotografía en la que su padre le coge la cara con las dos manos, con los rostros desencajados, fue premio periodístico. La última vez que le vi lamentaba haberla perdido. Yo le había localizado algunos documentos y le prometí encontrarla. Finalmente la conseguí pero no he podido entregársela. Tengo otra foto de aquella noche en Barcelona de los tres, el padre con sus dos hijos, y lo trascendente es que los rostros siguen desencajados: "mi padre me cogió la mano y no me la soltó hasta que llegamos a Murcia".
Retornó con sus compañeros como un héroe. Las Juventudes de la Acción Católica con su estandarte al frente fueron a recibirle en el límite de la provincia. A hombros entró en la Catedral  y él, pese a su natural modestia, gritó a pleno pulmón:  "¡Viva Cristo Rey!" Y allí estaba su madre. También guardo varias fotografías, simiente para un nuevo libro, de aquel encuentro de la madre con el hijo. Había guardado como un tesoro sus cartas y sus postales.
En una ocasión le acompañaba una de sus nietas. Yo le comenté "¿sabes que tu abuelo fue un héroe?" Y él, naturalmente, sonreía con su proverbial no fue para tanto. Deberían haberle dado la Medalla Militar Individual, pero... En mi última visita musitaba: "yo ya quiero descansar". Me admiraba su serenidad al decirlo como hombre de fe que sabe que la vida comienza después. Se ha ido rodeado de los suyos -como a todos nos gustaría marchar-, tranquilo y sereno, diciendo que iba a ver a sus padres.
Queda para su familia el ejemplo, su vida, su dedicación. Para mí, además del recuerdo, la gratitud por compartir retazos de su vida conmigo. Sus confesiones: "en realidad los que resistimos siempre fuimos muy pocos"; y me recitaba los apellidos como una letanía bien guardada para que yo no olvidará su testimonio.
El testimonio sin importancia de las heroicidades: como aquella huelga de hambre en el campo de concentración soviético mantenida durante días, con torturas para hacerles comer a la fuerza, en la que a pesar de llegar a la debilidad suma, cuando los rusos pusieron bidones con comida caliente a las puertas de la barraca se levantaba para ir a tirarlos al suelo. Testimonio de la desesperación de ver a quien en el hospitalillo llegó a cortarse las venas a mordiscos. Testimonio de un resistente que no se rindió el día que fue hecho prisionero. Testimonio a veces increíble de ir a trabajar cantando el Cara al Sol -"a los rusos les entusiasmaba hacernos cantar"- hasta que alguien explicó al jefe comunista qué era aquella canción -"nunca más supimos de él"-.
José Antonio, allá donde estés, desde estas líneas, desde las páginas que las acojan, un lacónico ¡Presente!; cinco rosas y una oración. Eso es todo y es mucho. Eso sí, quedamos en el cielo para que me sigas contando cosas.