miércoles, 11 de marzo de 2015

76 Aniversario del hundimiento del Castillo de Olite. Olvido e insulto a la memoria

Hace unos días el 7 de marzo, el arqueólogo e historiador Luis Miguel Pérez Adán, escribió en el periódico murciano "La Verdad" sobre los 76 años que acaban de cumplirse este mes de marzo del hundimiento de ese buque en las postrimerías de la Guerra Civil y que por desgracia fue la mayor tragedia naval de la historia española. Ya que en un solo barco se perdieron cerca de 1.500 hombres. Me encanta el estilo de Luis Miguel, al que he conocido personalmente y tengo algunas obras suyas como el mejor estudio y casi definitivo publicado en 2004 "El hundimiento del Castillo de Olite" libro más que recomendable y del que espero hablar pronto, el caso es que al autor busca la verdad siempre con objetividad y sin declinarse hacia ninguno de los 2 bandos. Recoge una excelente documentación y testimonios. En el artículo que dejo a continuación de Luis Miguel, narra otra historia dolorosa que es el abandono y desmantelamiento que sufrieron los distintos monumentos dedicados a la memoria de los caídos.
 

El monumento al 'Castillo Olite', 76 años después


Inauguración. Jefes militares ante el primer monumento, en 1939.
Inauguración. Jefes militares ante el primer monumento, en 1939.
  • En la punta de Aguilones ya no queda rastro de las cruces ni de la escultura que durante años recordó a los fallecidos en la mayor tragedia naval en España

 
Hoy se cumplen 76 años de la mayor tragedia naval ocurrida en las costas de España, el hundimiento del buque 'Castillo Olite' en aguas de Escombreras, cerca de 1.500 fallecidos y una historia olvidada. Es el bagaje que lleva este hundimiento acaecido en las postrimerías de la Guerra Civil española.
La historia hoy es conocida gracias a la publicación en estos últimos años de libros, artículos y documentales, rescatando de la memoria perdida este importante suceso, al margen de cualquier consideración ideológica, manteniéndose por encima el enorme drama humano que para cientos de familias supuso la pérdida de sus seres queridos.
Son muchos los aspectos que se pueden extraer de este hecho, casi todos negativos, desde una guerra fratricida, una paz perdida y un olvido injusto.
Esos fallecidos tuvieron al menos un recuerdo en la memoria histórica de esta guerra, otros todavía lo están esperando, pero tampoco se puede decir que el paso del tiempo los tenga en cuenta.
El monumento que recuerda este hundimiento ha tenido tres momentos que hoy, gracias una vez más al documento fotográfico, rememoramos en esta sección.
El primero de ellos se erigió a los pocos meses del hundimiento. El nuevo régimen, independientemente de los recelos de Franco hacia lo ocurrido con el 'Olite', tenía la obligación de ensalzar a estos «caídos por Dios y por España», todo el aparato propagandístico del nuevo estado vencedor de la guerra estaba al servicio de los que ya se consideraban «mártires de la cruzada», y recurrentemente en cualquier acto que se organizó en los años siguientes a la finalización de la guerra en Cartagena, siempre había alguna alusión a las gloriosas víctimas del 'Castillo Olite'.
El 26 de julio de 1939, 141 días después del hundimiento y cuando todavía emergen cadáveres del fondo del mar, muy cerca de donde se encuentran los restos del barco, en la costa, se levanta una enorme cruz de piedra en recuerdo de los muertos. Para costearla se tuvo que pedir la suscripción popular de la ciudadanía de Cartagena; fueron 1.500 pesetas las que cubrieron el gasto para dicho monumento.
Durante 17 años este fue el punto de encuentro para recordar a estas víctimas, recuerdo que se fue difuminando con el paso del tiempo hasta ser prácticamente olvidado por aquellos que tenían más razones para preservarlo, pero no debe extrañar a nadie esto; años antes, en una ignominiosa decisión, las autoridades competentes vendieron como chatarra los restos del barco sin importarles su consideración como tumba de guerra, el valor de la chatarra era superior a los cientos de muertos que allí se encontraban sepultados en aquel que fue su sarcófago, sin el más mínimo respeto. Sus camaradas, vencedores en la guerra, los condenaron al olvido.
Sin embargo una segunda oportunidad surgió en abril de 1957, coincidiendo con la construcción del complejo petroquímico de Escombreras y de la estación térmica; se decidió erigir un nuevo monumento en honor a las víctimas del 'Castillo Olite'.
Para sustituir a la anterior se alzó una nueva cruz, esta vez metálica, de unos 10 metros de altura, sobre la ladera de la montaña justo enfrente de donde estaba hundido el 'Olite'. Esta enorme estructura metálica, tres veces mayor que la anterior cruz, tenía en su base un altar y un grupo escultórico formado por una «matrona que recoge en su regazo al que termina de dar su vida por la patria». También se conservaron en el nuevo monumento las placas de bronce conmemorativas que existían en la primera cruz.
Para inaugurar el nuevo monumento qué mejor que el propio Francisco Franco para hacerlo, el jefe del Estado en su segunda visita a la ciudad, el 7 de abril de 1956, después de proceder a la inauguración de la nueva refinería, y de pasada, inauguraba el nuevo monumento pero sin ningún acto especial, visita rápida y protocolaria.
Allí quedo el monumento sin realizarse ningún acto más, hasta que el 7 de marzo de 1965, coincidiendo con el XXV aniversario se reunieron junto a la cruz los supervivientes del 'Olite', que en un emotivo encuentro rindieron homenaje a sus desafortunados compañeros.
Se puede decir que después de esta fecha ya nunca más se organizó en Cartagena ningún homenaje o acto significativo en torno a este hecho, el olvido y el desconocimiento de lo que allí pasó se impuso inalterablemente a lo largo de los años, e incluso para muchos de los habitantes de la zona aquella cruz, que cada vez se encontraba más inaccesible, pues la zona se convirtió en un gran centro petroquímico al cual era casi imposible acceder, perdió incluso su original significado.
Y llegamos al 23 de enero del 2001. El espacio donde se encuentra el monumento será utilizada como cantera en las obras de ampliación de la dársena de Escombreras, justo donde se emplazaba la cruz se extraen los áridos necesarios para la ejecución de la banqueta de asiento para los bloques que conforman el espigón, así como para la fabricación del relleno de los citados bloques. Paradójicamente esa misma tierra sirvió para sepultar definitivamente los restos del barco sobre el fondo marino.
La cruz fue desmontada, los trozos fueron depositados en los muelles de la Autoridad Portuaria en Escombreras y posteriormente desaparecieron. La escultura, una vez restaurada en el año 2009, se recolocó en el Monte Calvario junto a la ermita, con una cruz y una placa que alude a un hundimiento, pero sin hacer referencia alguna al 'Castillo Olite'.
Triste final para la mayor tragedia naval de todos los tiempos en nuestras costas y para un monumento, el cual una vez más, no nos dignifica ni como país ni como albaceas de nuestra propia historia. Los muertos no tienen ideología y su respeto debía ser el nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario