domingo, 17 de mayo de 2015

La verdad sobre el hundimiento del acorazado "Jaime I"

Un interesante artículo del historiador cartagenero Luis Miguel Pérez Adán, publicado el 25 de abril en el periódico "La Verdad", habla sobre las hipótesis del hundimiento de este buque, que siguen sin esclarecerse del todo. Es interesante pues refresca un tema del que se ha especulado mucho.  
 

Tras la verdad del acorazado Jaime I

Atracado en Cartagena. Construido en El Ferrol, el buque Jaime I fue entregado en septiembre de 1921. Medía algo más de 139 metros de eslora, 132,6 entre perpendiculares, 24 de manga en la cuaderna maestra y 7,7 de calado. Con un desplazamiento de 15.700 toneladas, podía alcanzar los 19,5 nudos. El armamento estaba integrado por ocho cañones de 305/50 milímetros, alojados en cuatro torres dobles; 20 cañones de 101 mm., diez por banda en casamatas; dos piezas de desembarco de 75 mm. y dos de 47 mm. La dotación era de 850 hombres. Equipado con la artillería más potente, formaba con los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes el núcleo de combate de la Escuadra Republicana.
Atracado en Cartagena. Construido en El Ferrol, el buque Jaime I fue entregado en septiembre de 1921. Medía algo más de 139 metros de eslora, 132,6 entre perpendiculares, 24 de manga en la cuaderna maestra y 7,7 de calado. Con un desplazamiento de 15.700 toneladas, podía alcanzar los 19,5 nudos. El armamento estaba integrado por ocho cañones de 305/50 milímetros, alojados en cuatro torres dobles; 20 cañones de 101 mm., diez por banda en casamatas; dos piezas de desembarco de 75 mm. y dos de 47 mm. La dotación era de 850 hombres. Equipado con la artillería más potente, formaba con los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes el núcleo de combate de la Escuadra Republicana.


  • Documentos inéditos reabren la investigación sobre las causas del hundimiento del buque republicano durante la Guerra Civil, que dejó 300 muertos en 1937

La Base Naval de Cartagena fue un enclave militar de especial importancia durante la Guerra Civil Española. Su peso resultó determinante en el origen, desarrollo y fin de este conflicto bélico.
Entre los sucesos destacados nos encontramos con la voladura del acorazado Jaime I, el 17 de junio de 1937. Era todo un símbolo de la Armada republicana que se hundió en el muelle de La Curra y causó centenares de muertos y heridos.
El Ministerio de Defensa republicano emitió la siguiente nota acerca de la explosión del 'Jaime': «En el acorazado Jaime I, surto en Cartagena, en el cual habían comenzado algunos trabajos de reparación, ocurrió esta tarde a las tres y veinticinco una explosión interna, cuyas causas no se han podido establecer todavía. La explosión originó un gran incendio, produciendo averías de importancia y un número considerable de víctimas entre la dotación».
Hoy día, las causas exactas de la explosión interna del acorazado Jaime I continúan sin esclarecerse. Pero las investigaciones llevadas a cabo por el catedrático Pedro Egea Bruno y los investigadores Ricardo Hernández y Santiago Ibáñez son cada vez más concluyentes sobre lo ocurrido en este buque.
Pero antes de analizar las causas de esta voladura, no podemos obviar el significado de este barco dentro de la Flota Republicana. Iniciada la guerra, conseguirá cierta resonancia por las desaforadas actuaciones llevadas a cabo por su comité, entonces de neto predominio libertario, y su Guardia Roja, que nació como policía de a bordo para vigilar las unidades y servir de escolta a las delegaciones.
Consecuencia de aquella trayectoria será su participación en los luctuosos sucesos del 15 de agosto de 1936, cuando fueron muertos en aguas de Cartagena los alzados que se encontraban presos en las bodegas de los buques España número 3 y Río Sil y de algunas de las más terribles «sacas» de presos fusilados.
Desde ese momento, la quinta columna, muy presente durante la guerra en Cartagena, tuvo como uno de sus objetivos la destrucción de este barco, por su dotación y por la enorme capacidad ofensiva de sus cañones.
A finales de mayo de 1937, tras ser alcanzado por varias bombas en las costas de Almería, el barco estaba en reparaciones en el puerto de Cartagena, concretamente en el rompeolas del espigón de La Curra. El día mencionado, a las 3,30 de la tarde, se produjeron en la torre número 3 una serie de detonaciones que se oyeron en toda la ciudad.
Sabotaje, temeridad o azar
El número de muertos rondó los 300 y los heridos superaron el centenar. En la tragedia se vieron involucrados marineros en formación que realizaban estudios del ramo de artillería y 49 obreros de la Constructora Naval. La catástrofe pudo ser inenarrable, a tenor de la proximidad del resto de la Escuadra. El peligro habría rondado entonces a la propia ciudad. En aquellas circunstancias, un maquinista acertó a abrir las válvulas de inundación al tiempo que las naves abarloadas maniobraron con rapidez para ponerse a cubierto.
El impacto entre los cartageneros fue enorme. Muchas familias tenían miembros entre las víctimas y no precisamente de la dotación del Jaime, y la transcendencia del entierro tuvo carácter nacional, con la presencia del ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, quien lo «consideró a todos los efectos como un acto de guerra». Para esclarecer lo sucedido fue designado un Juez de la Sala 6 del Tribunal Supremo, Ricardo Calderón Serrano, como Juez Especial para instruir el sumario con motivo de la catástrofe. Se le habilitó un despacho en la Jefatura de la Base Naval y se le asignó como perito y ayudante en la investigación al Teniente Coronel de Artillería de Naval Esteban Calderón Martínez.
Tres hipótesis se contemplaron. Una fue la del sabotaje, basada en el quintacolumnismo propiciado por los ánimos de venganza sobre este barco y su tripulación. Otra, una imprudencia temeraria, enraizada en los hábitos de la tripulación. En la época se documentó lo siguiente: «Fumar en la santabárbara del Jaime I era un fenómeno corriente; cada cual hacía a bordo lo que le venía en gana, relajando las ordenanzas y la disciplina».
Muchos testimonios
El tercer supuesto fue el desencadenamiento fortuito. Se habló del «uso de un soplete de soldadura aplicado a uno de los mamparos próximos, por razón de las reparaciones que se realizan a bordo».
Las causas del siniestro nunca fueron oficialmente esclarecidas. Muchos fueron los testimonios que relataron los momentos vividos a bordo antes de la explosión, pero ninguno concluyente y demostrativo de lo que realmente pudo ocurrir. Actualmente la investigación sigue abierta, tras el descubrimiento de nuevos informes inéditos, que verán pronto su publicación y terminarán con lo que hasta el momento es un misterio: «la voladura del acorazado Jaime I».


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